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Ayer, se publicaba en el Diario Córdoba, un artículo de opinión que me pidieron al hilo de las informaciones que se recogían en el Diario Córdoba sobre los insultos y amenazas vertidas en Internet por parte de alumnos sobre sus profesores. La llegada de Internet ha supuesto un cambio radical para nuestra sociedad. De una modo casi imperceptible, nuestras relaciones sociales se encuentran marcadas por la presencia de Internet. Sin embargo, la aparición de la red de una manera tan súbita (menos de 10 años) no ha ido pareja a la formación de los propios usuarios en sus usos. Prácticamente a todos nos ha pillado de imprevisto la llegada de Internet, y la formación sobre la misma se ha basado en la inmensa mayoría de los casos en el autodidactismo. Nadie nos ha explicado algunas de las consencuencias que tiene el uso y abuso de la red. Podríamos decir que mientras que en los años 90, nos familiarizamos con el concepto Internet y en los primeros años de la década del 2000, “jugueteamos” con las aplicaciones existentes (correo electrónico, mensajería instantánea, chat, etc.), actualmente nos encontramos observando las consecuencias de la llegada de lo digital y de los usos que les damos los ciudadanos. Cuando la sociedad se ha encontrado “de sopetón” con unas herramientas maravillosas que ofrecen la posibilidad de difundir aquello que queramos decir, sin cortapisas, y sin censura previa, y con el simple coste aparejado de la conexión, hecho este que sólo se encontraba antes a merced de los medios de comunicación tradicionales (prensa escrita, radio y televisión), hace que el uso del mismo, debido al desconocimiento del medio y sobre todo, a la falta de una ética en la red, en algunos casos conlleve el abuso. El problema de estos abusos, es que su repercusión para con un tercero es bastante más amplia que lo que podría ser en otros medios. Cualquiera tiene acceso a lo que dice un tercero sobre una empresa, persona o institución, buscando en Google. Entrecomilla la persona que quieras buscar, pulsa, y automáticamente, lo que un tercero haya dicho sobre tí o la persona en particular aparecerá. Tanto lo bueno, como lo menos bueno... Por tanto, la preocupación e indignación totalmente justificada del profesorado de diferentes centros sobre comentarios vertidos por alumnos en foros de Internet, recogidos por el Diario Córdoba en su edición del pasado jueves, muestra a las claras cómo la “netiqueta”, o lo que es lo mismo, la “urbanidad en la red”, es de unas las asignaturas que más falta hacen en nuestra sociedad actual, especialmente para con los jóvenes, aunque también para los que ya no somos jóvenes. Sin embargo, estamos delante de una paradoja de magnas proporciones, nunca antes afrontada por la Humanidad. Las generaciones que deben educar a los jóvenes en la ética de la red, desconocen en muchos casos el funcionamiento de la misma, y quienes deben ser educados, se desenvuelven mucho mejor en la red. Es decir, ¿quién educa a quién cuando se llegan a desconocer las repercusiones que un simple comentario vertido en un foro pueden llegar a tener? Es por ello que, dada la situación paradójica en la que nos encontramos, una de las posibles soluciones a corto plazo para remediar los abusos que se producen de vez en cuando en la red, son la aplicación de medidas punitivas. Sin duda alguna, no solucionarán todos los abusos que se produzcan, pero sí se mandará un mensaje claro a la sociedad, de que un delito cometido, sigue siendo delito en el mundo virtual. Sólo de esa manera, garantizaremos que la red sigue siendo el espacio de libertad que muchos de nosotros demandamos. No existe libertad sin responsabilidad.
