Se habla mucho de las smart cities y del conjunto de aplicaciones que van a revolucionar la manera en la que se gestionan las ciudades y también las actividades de los propios ciudadanos. La acepción normalmente más utilizada por la industria es la primera, la que tiene que ver con la infraestructura, sin embargo, probablemente la que tiene mayor recorrido sea la segunda. [caption id="" align="aligncenter" width="655" caption="Smart City proposal in Japan"]
[/caption] Pero, cuando hablamos de smart cities, siempre tenemos que tener en cuenta que para éstas se produzcan, la existencia de datos que permitan la toma de decisiones inteligentes, que eso es lo que realmente quiere decir smart city: ciudades más inteligentes porque las decisiones son cada vez más inteligentes y basadas en datos y automatización y no en intuición y "toma de decisiones manual".
Es por ello que el meollo de la cuestión estriba en tener acceso a datos para la toma de decisiones óptima y ahí es donde, no sólo la tecnología es transcendente, sino el procedimiento de recogida de datos. Pongamos como ejemplo algunas de las decisiones que se toman en el ámbito local por parte de los ciudadanos:
* ¿Cómo llego hasta este sitio en el menor tiempo posible?
* ¿Qué puedo hacer ahora mismo de ocio en la ciudad?
* ¿Dónde es más barata la cesta de la compra?
* ¿Lloverá mañana en la ciudad? +
* ¿Está bien de ambiente el restaurante "n"?
* ¿Dónde hay menos ruido en toda la ciudad?
* ¿Cuál es la calle con mayor tránsito de personas?
* ¿Dónde reposto gasolina en mi trayecto que sea lo más barato posible?
* ¿Qué empleos hay disponibles?
Los proveedores de información en muchos casos son privados, ya que tienen la posibilidad de acceder información local gracias a su propio sistema de recopilación de datos. Por ejemplo, si queremos saber cómo trasladarnos en una ciudad, necesitaremos poder conocer los tiempos medios con los diferentes medios de locomoción que tenga disponibles; si queremos saber qué puedo hacer ahora mismo en la ciudad, necesitaremos conocer qué se está ofreciendo por parte de los diferentes establecimientos; si queremos saber cuáles son los supermercados con la cesta de la compra más barata, necesitaremos saber los precios medios de los diferentes supermercados existentes. etc, etc. etc.
Aunque muchas no las conozcamos, ni estemos familiarizados con su uso, algunas de las preguntas anteriormente realizadas, pueden ser ya contestadas por parte de aplicaciones existentes. Por ejemplo, en Córdoba podemos saber cuál es el sitio más barato en cualquier capital de provincia española para comprar, el sitio más barato para repostar, las ofertas de trabajo agregadas de una ciudad , o una comparativa de tránsito entre diferentes calles cordobesas o incluso saber la historia del entorno que te rodea. Comenzamos a tener a nuestra disposición numerosos datos de la ciudad y empiezan a aflorar cuál será el futuro de las ciudades, de las smart cities.
Sin embargo, todavía queda un enorme camino por recorrer, especialmente en el ámbito de la promoción de las aplicaciones y de las posibilidades para llevar a cabo en esa toma de decisiones final, así como en la recopilación de información local. Aunque iniciativas como la de datos.gob.es del gobierno de España van en la correcta línea (por cierto, 7 años más tarde que lo ya planteado aquí), la clave en muchas decisiones se encuentran en las ciudades y en lo que ocurre en nuestros municipios. Ese es uno de los retos de las smart cities