(Artículo de opinión leído en Radio Córdoba) Si hay algo que de verdad va a acercar la revolución digital al pueblo llano, es el apagón analógico que hoy se produce en 23 pueblos de la provincia. Desde hoy, sólo aquellos que hayan comprado el receptor digital para la TDT podrán ver la televisión. Independientemente de cómo los más mayores superarán la barrera que implica tener que comprar un dispositivo para ver la televisión, y de cómo los cambios implícitos, para el usuario medio todavía no son perceptibles (veo un mayor número de canales y con algo más de calidad), el apagón tecnológico es un hito histórico que nos anticipa la televisión del futuro: * Por una parte, más canales de televisión para poder ampliar de manera notable la oferta de contenidos. La excusa de que en televisión sólo ponen telebasura, no tiene sentido, ya que hay y habrá suficiente oferta para cualquiera; ahora es cuestión de qué excusa ponemos para seguir viendo La Noria los sábados por la noche * Pasamos de tener una televisión totalmente pasiva y migramos hacia una televisión interactiva, donde podremos relacionarnos no sólo con otros telespectadores sino con el programa en sí. Las declaraciones amorosas por mensajes en programas de máxima audiencia son son el primer ejemplo. * La esclavitud de los horarios para ver televisión se difumina. Siempre que quieras tendrás las noticias del mediodía a tu disposición y dará igual que llegues a las 3 o las 3.30. Esa sensación de tenerlo a tu disposición hará que el contenido comience a dejar de tener valor, se verá menos. Sin embargo, a pesar de todos los cambios que se vayan produciendo, la clave del éxito de la televisión sigue siendo la misma que el de hace 80 años. Que te tires en tu sofá y con un sólo clic te tengan entretenido, no tiene precio; sobre todo, para aquella élite que interesa tener adormecida a la población con opio, tapando los enormes problemas que sufre nuestro sistema socioeconómico. Esta es la sociedad occidental