Una reciente encuesta publicada por la revista Andalucía Económica sobre emprendimiento en la comunidad andaluza revela datos alarmantes para el futuro socioeconómico de nuestra región. Del 100% de universitarios andaluces, casi un 30% afirman querer tener un negocio propio en el futuro, un 24% quieren trabajar por cuenta ajena una vez finalice su carrera, y un bochornoso 46,2% aspira a ser funcionario. Que casi uno de cada dos alumnos universitarios quieran ser funcionarios es triste, preocupante y altamente sospechoso de una sociedad. ¿Qué estamos haciendo mal en España y especialmente en Andalucía para que casi el 50% de los alumnos aspiren como objetivo profesional a ser trabajadores públicos? Si fuera por un arraigado sentimiento en nuestra sociedad de servicio a los demás, teórico objetivo de la administración pública, no estaríamos realizando esta pregunta. El problema estriba en que la seguridad del empleo, un horario cómodo y la despreocupación de una carrera profesional son las características principales del trabajo que buscan nuestros jóvenes. Nuestro sector público, especialmente en Andalucía, se encuentra al límite. Con cientos de miles de funcionarios andaluces, el sistema no tiene capacidad para admitir más trabajadores públicos. Entonces, ¿qué harán estos para cumplir su objetivo de ser funcionarios? Posiblemente buscar en terceros los culpables de su situación. La responsabilidad personal, inexistente. Esta encuesta también revelaba que un dos de cada tres universitarios no conocen a ningún empresario ni de ámbito regional, ni local, ni cercano a su entorno...Cuando hoy en día, en tiempos de una crisis que nadie sabe cuando finalizará, los jóvenes no conocen a personas que luchan diariamente por "buscarse las habichuelas por su cuenta", dice muy poco de la sociedad que tenemos. Los héroes de nuestro tiempo son cantantes, actores, actrices y, ustedes me lo permitan rememorando a mi abuelo, "tíos en calzoncillos corriendo detrás de un balón" entre otros. ¿Estaremos haciendo algo mal?