El pasado fin de semana, tuve la oportunidad de publicar como miembro de Inculca, asociación de la industria cultural, un artículo sobre la Industria Cultural en Córdoba en el semanario La Calle de Córdoba. Este es el artículo que envié, que desde mi punto de visto, es mejorable....¡¡¡Si es que no se puede hacer tantas cosas!!! La Industria Cultural en Córdoba Basándonos en los datos publicados la semana pasada por parte del Ministerio de Cultura en su Anuario de Estadísticas Culturales 2007, durante este último año se ha producido un incremento en el número de empresas dedicadas a la industria cultural de un 6% que totalizan ya el 2% del total de empresas existentes en España. Es decir, que la industria cultural parece encontrarse en un estado de auge. Córdoba no es ajena a este hecho y en los últimos tiempos hemos podido leer sobre diferentes iniciativas culturales promovidas en la ciudad de Córdoba. El simple hecho de la posibilidad de la consecución de la Ciudad Europea de la Cultura en el año 2016, ha permitido que se comience a crear un caldo de cultivo necesario, aunque no suficiente, para la generación de una industria cultural potente en Córdoba. Fruto de esta coyuntura económica, en julio de 2007 se constituía la Asociación Empresarial Industria Cultural (INCULCA). Esta asociación empresarial la conforman una serie de empresas cordobesas que tienen en común formar parte del tejido productivo de la industria cultural loca y con el convencimiento de la importancia de una actividad económica como la de la industria. Empresas del sector de la consultoría cultural, turísticas, artes gráficas, multimedia, base tecnológica, entre otras, que buscan consolidar un sector incipiente, fortaleciendo el mismo para llegar a ser no sólo un motor de desarrollo económico sino también una expresión de identidad de Córdoba y Andalucía. INCULCA nace en un momento clave en la historia económica de nuestra ciudad. Cuando dentro de cincuenta años se analice la situación socio-económica de la Córdoba del año 2050, irremediablemente ésta estará marcada por lo que en estas primeras dos décadas de siglo XXI que nos está tocando vivir por lo que hayamos hecho la sociedad cordobesa en su conjunto. Y en esa amalgama de actuaciones de carácter cultural que se están llevando a cabo, la sociedad cordobesa en general y los actuales emprendedores en particular, tenemos una oportunidad histórica. Por primera vez desde hace 500 años, cuando la Córdoba del Renacimiento y del Siglo de Oro era todavía una ciudad importante en términos económicos en el conjunto nacional, la sociedad cordobesa tiene una oportunidad única de poder posicionarse en la vanguardia de una industria como la cultural en España, arrastrando con ello el tejido productivo de la sociedad. Frente a la necesidad de infraestructuras ferroviarias y de inversión en capital que caracterizaron la revolución industrial, tren que perdimos irremediablemente, el siglo XXI viene marcado por otra serie de valores que a priori pueden surgir en cualquier ciudad del planeta. En otras palabras, la posibilidad de generar riqueza asociados a productos y servicios culturales en Córdoba, en San Francisco, en Beijing o en Manchester son similares, gracias a la llegada de la Sociedad del Conocimiento. La sociedad va cambiando poco a poco aunque a pasos agigantados por la irrupción de las tecnologías de la información y de la comunicación que están convirtiéndonos, de una manera imperceptible pero de una manera continua y sin marcha atrás, en una sociedad red, donde las reglas de juego vienen definidas por nuevas variables. Por ello y a diferencia de un mundo basado en la producción industrial, el siglo XXI puede ser definido como el siglo del conocimiento, de las relaciones, de la imaginación, de la creatividad, del mérito, entre otros muchos sustantivos, y que nos brindan una visión optimista del futuro. En el ocaso de la primera fase de la revolución digital que estamos viviendo, más que nunca debemos darnos cuenta que esta revolución puede ser aprovechada por los territorios, para catapultar la situación socioeconómica de los ciudadanos. La pregunta es, ¿cómo hacerlo? ¿puede realmente hacerse en Córdoba? La pregunta no es de fácil respuesta, ya que nadie puede adivinar lo que depara el futuro en un mundo tan complejo, distribuido y cambiante, característico de una sociedad-red. Sin embargo, algunas de las tendencias sí parece que puedan ser trazadas adivinarlas, encuadrando el contexto en el cual puede germinar una importante industria cultural. La economía de la atención y recomendación hacia la cual tendemos como sociedad nos dan algunas claves en el mundo global al cual nos enfrentamos. Las empresas que ofrezcan productos y servicios de base cultural, tendrán que luchar por captar la atención de los ciudadanos. Es lo que se conoce como economía de la atención La sobreabundancia de opciones en la actual sociedad y cada vez más con el paso del tiempo, hará que sólo aquellas empresas que sean capaces de ofrecer productos y servicios que ofrezcan experiencias novedosas, conseguirán atraer la atención. Habrá mucha más competencia por captar esa atención, ya que cualquier otro nodo en la red (bien sea empresa, institución, ciudadano, etc.) puede competir en igualdad de condiciones para ganar la atención de un tercero. Es por ello que la creatividad juega y jugará un papel fundamental dentro de las empresas del siglo XXI. Ser capaces de generar nuevas experiencias para los usuarios de nuestros productos y servicios. En Córdoba y Andalucía se cuenta con una tradición creativa más que considerable. La industria del cuero, orfebrería o joyería cordobesa son algunos ejemplos de la tradición creativa existente en nuestra tierra. Por otra parte y en paralelo a la economía de la atención, la economía de la recomendación y del mérito está comenzando a marcar marque nuestra. Internet permite que cualquier cliente, independientemente de la naturaleza que estos sean, aunque con especial hincapié en los productos y servicios de base cultural, pueda exponer sin intermediarios y sin capacidad de coacción, las experiencias asociadas a los productos y servicios que las empresas ofrecen. Esto está permitiendo que hoy en día, los productos y servicios que compramos, adquirimos y usamos puedan ser recomendados o desprestigiados por parte de los propios usuarios, por lo que en este mundo, sólo aquellos que ofrezcan experiencias y sensaciones acorde a las expectativas de los clientes, puedan triunfar. Cuando vivimos en un mundo donde “Quien no se encuentre en Google, no existe”, que tu producto y/o servicio se encuentre recomendado en la segunda opción de búsqueda de tu negocio, significa sobrevivir o morir. Por último, la llegada de una sociedad red nos permite poder posicionar nuestros productos y servicios fuera no sólo de España, sino con especial hincapié en el mundo. Con un mercado global de más de mil millones de personas conectadas a la red, que pronto serán dos mil, podremos ofertar nuestras experiencias allende nuestros territorios tradicionales. Pensar en convertir cualquier empresa de la industria cultural, en una empresa global, no es fácil, pero seguro que no es imposible. Lo único que necesitamos es conocer cómo hacerlo y para ello de nuevo, las tecnologías de la información y de la comunicación juegan un papel fundamental. Es por ello, que una generación empresarial formada por empresarios cordobeses, normalmente menores de 40 años, tenemos la oportunidad de poder generar riqueza en torno a un sector cuya clave, cuya materia prima, la creatividad abunda en la ciudad y de posicionar a Córdoba y Andalucía en una posición competitiva cara a los próximos años. Teniendo claro que el siglo XXI viene marcado por algunas de las tendencias que comentábamos anteriormente, la posibilidad de generar riqueza es clara. Es la hora de los emprendedores